martes, 1 de mayo de 2012

Las "dos Orotavas"


 Benjamín AFONSO

La Orotava fue fiel reflejo de lo que aconteció en toda España en la primera mitad del siglo pasado. Nos referimos a las "dos Españas", a las "dos Orotavas", que extrapolándolo a nuestra querida Villa, más que diferencias políticas lo que hubo fueron encarnecidos odios personales.
La juventud de los años 60 conoció la última etapa de una serie de personajes que sufrieron en sus propias carnes estos aconteceres. Cada uno de ellos con sus particularidades fueron protagonistas en el desarrollo social, cultural y político de la villa.

"Las dos Orotavas"
 A Manuel González Pérez, Juan Hernández Correa, Jesús Illada, Jesús Raya y a Domingo González nos lo encontrábamos en numerosas ocasiones en La Orotava.
Otro, como Manolo Illada, Lucio Illada y a Florencio Sosa los conocíamos de oídas.
Con sus particularidades, fueron protagonistas de una etapa histórica de nuestro país. Y aunque todo aquello había quedado atrás, a la hora de evocar los episodios lo hacíamos en voz baja y en lugares de confianza...

Unos habían regresado del exilio, otros se incorporaban a la vida cotidiana después de haber estado en prisión, y otros, como los hermanos Manolo y Lucio Illada nunca más regresaron porque fueron fusilados por defender sus ideales.Todas aquellas historias nos sobrecogía el corazón, la de las "dos Orotavas"

Juan Hernández Correa regresó un día de su exilio de la República Dominicana. Su aparición en La Orotava despertó en los sectores más conservadores los mil y un comentarios, a pesar de que ya se respiraba cierto aire de libertad. Persona correctísima y culta, lo encontrábamos con frecuencia en Casa Mereja, la mayoría de las veces solo y, en ocasiones, charlando con los asiduos de bar. Se veía un hombre cansado, desilusionado de todo y como arrepentido del regreso. Jamás se le escuchó comentar nada de aquella guerra fratricida...

El regreso de Juan Hernández Correa a su pueblo le sirvió de muy poco. A su lado solo nos acercábamos los jóvenes más progresistas. Otros, sus contemporáneos, los que creía eran sus amigos, le rehuían, le evitaban... Un día, sin esperarlo y mientras se tomaba unos vinos, sorprendió a un grupo de jóvenes que le acompañaban: "Si triste fue el exilio, más cruel es la marginación a la que me someten"... "Mi regreso"- añadió- "es un verdadero fracaso"...

Y llegaron los años 80 y Jesús Illada estuvo en el Puerto de la Cruz donde el Partido Socialista celebraba un Congreso y dijo: ""Si todo lo que se escucha en la calle es cierto, tenemos que avergonzarnos de ser socialistas...". Hubo aplausos, ovaciones, pero también miradas de sorpresa entre algunos de los congresistas asistentes... Illada rechazó ir como candidato al Senado y al Parlamento porque sabía de su enfermedad y de su edad avanzada. Era consciente de que su tiempo había pasado.

La Censura
Y en algunos bares de La Orotava sonaban los nombres de Luis Álvarez Cruz, Emeterio Gutiérrez Albelo y Pedro García Cabrera... Mientras, en la desaparecida librería de Manuel Vivas se suministraba a los amigos de confianza las obras de Miguel Hernández, García Lorca y otros autores prohibidos. Algunas de sus obras servían luego para escenificar recitales poéticos a cargo del grupo La Palestra, dirigido por mi amigo José H. Chela, fallecido hace unos años. Él siempre se empeñaba en burlar el férreo control que existía por parte de la SGAE, cosa harto difícil porque la mayoría estábamos catalogados como "elementos no simpatizantes al régimen". Así que la mayoría de las veces salíamos mal parados y con más de un problema, afortunadamente sin consecuencias.

"Juan sin tierra" es el título de una obra de teatro que se representó en el Cine de Los Realejos, allá por los años 60. Su autor, Marcelino Domingo, Ministro de Cultura durante la República. El aforo hasta la bandera. La cosa se presentaba prometedora hasta que ya avanzada la representación hicieron acto de presencia los llamados "grises", cuerpo policial llegado expresamente desde la capital acompañando a uno de la SGAE... Aquello fue Troya porque no había permiso para poner en escena aquella pieza teatral que, para más inri, su autor había sido republicano hasta la medula. Como la autoridad gubernativa había hecho acto de presencia en la primera parte de la representación, permitieron que terminara.
En la segunda, el público, ignorante de lo que estaba sucediendo y en vista de que pasaba el tiempo y no aparecía nadie en escena se formó un gran escándalo. Tanto, que el griterío del público, los dimes y diretes entre los responsables de aquel grupo, Miguel Ángel Martín y Paco Polo, que no La Palestra como se empeñan algunos, la representación pudo continuar. Aunque eso sí, el propietario del cine tuvo que jurar ante los responsables policiales y aquel "jodido" censor que jamás volvería a permitir un acto sin antes tener en sus manos el permiso de la Sociedad General de Autores (SGAE)....Aquel pobre hombre así lo hizo, pero además también juró que a Miguel Ángel y Paco Polo (fallecidos años antes que Chela) no los quería por allí ni con todos los papeles en regla.

Afortunadamente, para aquel grupo de jóvenes la cosa no pasó de ahí y todo se quedó en un susto gracias a la intervención de José Estévez, entonces Jefe Provincial del Movimiento, que, enterado del lío en que se habían metido sus alumnos no permitió males mayores.

Y por aquellos años falleció Domingo González (padre de nuestro historiador Nicolás Gonzalez Lemus), un luchador del socialismo sometido a tortura en numerosas ocasiones. El féretro entró en la iglesia de San Juan de La Orotava cubierto por la bandera del Partido. En un pueblo conservador aquello más que sorpresa asustó a más de uno que abandonó el templo. Y en el cementerio se cantó  la Internacional a pesar de que el pobre sepulturero, casi llorando suplicaba que si iban a cantar aquel himno lo hicieran bajando el tono de voz...

Primer alcalde republicano
Uno de los que nos había llamado la atención fue Manuel González  Pérez. Le conocí en la década de los años 60, creo. Hasta él me llevó Francisco González Casanova para hacerle una entrevista para el periódico El Día. Nos esperaba en su casa, en la calle Francisco de León. Nos recibió e inmediatamente comenzamos a conversar. Era un hombre algo mayor, pero con una memoria y una agilidad mental extraordinaria. Contestaba a mis preguntas dando fechas y lugares sin titubear, con seguridad. Allí estuvimos varias horas, al final salí satisfecho del trabajo. No obstante, al llegar a la redacción José Manuel de Pablos Coello, entonces director del citado diario censuró tanto la entrevista que se quedó en algo más de una columna. Y no era para menos, pues aún existía un férreo control sobre los medios de comunicación. Además, recuerdo que Casanova, con el que mantuve siempre una gran amistad hasta su fallecimiento en la Navidad de 2006, esperaba la llegada de un alto cargo del Gobierno de Fidel Castro, cuya presencia debía pasar inadvertida. El motivo lo ignoraba, aunque después y durante una cena a la que fui invitado días más tarde llegue a enterarme por ellos mismos. No era otro que llevar a Cuba una importante cargamento de medicamentos para la población, todo ello gracias a las gestiones que había realizado Casanova. Tal fue la amistad que hice con el representante del Gobierno cubano, que al mes siguiente Paco me llevó a Cuba. Allí estuve una semana y al llegar nos recibieron como grandes autoridades, pués del aeropuerto hasta el hotel nos dio protección un grupo de policías.Y es que Casanova era un personaje muy querido para el régimen cubano.                  

Pero dejemos esto para decir que Manuel González Pérez había realizado sus estudios de medicina en la Universidad de Barcelona, donde aprobó los dos primeros años. No obstante, la inesperada muerte de su padre le obligó a dejarlos por ser el mayor de los hermanos y hacerse cargo de la empresa agrícola familiar. En los años anteriores a la proclamación de la República colabora en medios de comunicación republicanos como "Decimos", un periódico villero que supo aunar a todos los que ansiaban su advenimiento.

Con la instauración de la República accede en 1931 a la alcaldía de La Orotava. Son años de considerables realizaciones, entre las que destacaron la central hidroeléctrica, inaugurada en 1934, y que supuso un importante aumento de la capacidad energética municipal, un logro que fue plasmado en ese año en la alfombra de la plaza del Ayuntamiento con motivo del Hábeas. La Casa de Socorro y un avance considerable de la carretera desde La Orotava a Vilaflor a través del Parque Nacional de Las Cañadas del Teide entre otros, conformaron su gestión al frente del Ayuntamiento.

Y llegar 1936 y volvió a ganar las elecciones municipales dentro de la Coalición del Frente Popular y como miembro de Izquierda Republicana. Es entonces cuando decide potenciar la enseñanza en todos los niveles, alcanzando en víspera del 18 de julio la consecución de un instituto de Segunda Enseñanza para su pueblo.

Dicen que la última alfombra central durante la República glosaba ese logro para la localidad.
El 4 de junio de 1936 marchó junto con una comisión de cosecheros, encabezada por Luis Benitez de Lugo, a Madrid para lograr del Gobierno rebajar los fletes y otras mejoras para hacer frente a la grave crisis del sector platanero que sufría las consecuencias de la pérdida de mercado motivada por la gran depresión mundial y que veía en la potenciación del peninsular una vía para paliarla. Sus gestiones fueron exitosas, por lo que obtuvo todo lo solicitado.

En esa coyuntura le sorprende en Madrid el 18 de julio que iniciaría la Guerra Civil.
El logro histórico de la consecución del instituto para La Orotava quedó truncado con la victoria del régimen de Franco, que abrió un vacío en la enseñanza, cosa que no pudo paliarse hasta 30 años después.

En 1968, siendo Rector de la Universidad de La Laguna el orotavense Jesús Hernández Perera, la villa tuvo por fin una sección delegada del llamado femenino de La Laguna, que accedería en cuatro años al rango de Centro Independiente poniendo fin a los considerables obstáculos que encontró para su creación a pesar de que pueblos de mucha menor población ya contaban con él con bastante antelación. Paradogicamente, en 1975, en el año de la muerte del general Franco, finalizó el COU la primera promoción que realizó sus  estudios de bachillerato en el municipio.

Activista Republicano

Para Manuel González, los tres años de la Guerra Civil fueron de activismo a favor de la causa republicana, trabajando para ella tanto en el frente de Madrid como en las áreas costeras, llegando incluso a tratar de intervenir en el Norte de África con el objetivo de sublevar contra las fuerzas de Franco a las cavilas marroquíes. En 1939 marcha camino del exilio desde Barcelona. El fin de la contienda fratricida anuncia el de la II Guerra Mundial, que le recluye en los campos de concentración en Argeles, San Ciprian y Bacares, incluso en el Muro del Atlántico de Normandia donde los nazis le obligaban a integrarse en compañías de trabajo forzados. Fugado, siendo nombrado jefe de la Resistencia Española en el centro de Francia, acompañado en todo momento por amigos del Valle de La Orotava como Agustín Baeza, Minguillón o Juan García. Con la paz sigue residiendo en esa localidad francesa hasta que en 1964 pudo retornar a su tierra gracias al respaldo del solicitud del general Lorenzo Machado y el Ministro de la Gobernación de Francisco Franco, el palmero Blas Pérez González, compañero de estudios en Barcelona. En la Orotava habían quedado su mujer y ocho de sus hijos. Falleció en la villa el 20 de septiembre de 1975. Dos meses después moría el general Franco.
  
              

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