martes, 19 de enero de 2021

Juan Manuel Huete, un poeta malogrado

 

              Juan Manuel Huete, un poeta malogrado

 

Rebuscando entre los viejos archivos, tropiezo con una poesía de José Manuel Huete García. Lo conocí en un hotel de Los Realejos, hace ahora casi 30 años. Acudí allí acompañado de su hermana Maite y del pintor orotavense Jesús Oramas. La primera impresión que me produjo fue la de un hombre preocupado e interesado por todo lo que le rodeaba y, en otros momentos; se mostraba esquivo, huidizo, reservado, por lo menos conmigo. No así con Oramas, con el que mantenía una amistad de muchos años. Ambos habían coincidido en numerosos actos culturales, por lo que estudiaban organizar una exposición en el Instituto Estudios Hispánicos del Puerto de la Cruz:  Pintura y Poesía, muestra que no llegó a celebrarse.

Con el paso del tiempo y dado que José Manuel residía en Los Realejos, los encuentros con él fueron frecuentes, lo que me permitió conocerlo mejor y mantener una estrecha amistad. Por eso, si quisiera ahora escoger una palabra con la que definir a José Manuel Huete García, escogería, entre muchas, una: generosidad.

Con los años regresó a Madrid, donde consigue publiquen algunos libros de poesía. Pero sus primeros éxitos se ven truncados por unos graves problemas de salud. A partir de ese momento, el vigor, la entereza y las ganas de luchar se convierten en desgana y apatía. Y así me lo hace saber en una poesía que me hizo llegar a través de Jesús Oramas. 

                             

                                DESDE DENTRO        

             

 ¿Cómo negar el sufrimiento

Del leño viejo

Si está hecho de años?

¿Acaso debería estar muerto?

¿Cómo impedir que el olivo

Se retuerza

Si a mi espalda

Le duele la vida?

¿Acaso el sol envidia su sombra ¿

La mirada del bosque

En su tristeza de malezas

Pisa la tierra

Y observa cómo

La raíz le crece

 

¿Acaso el alma se olvida

De cada paso que camina?

 Cómo evitar

Que el viento del sur

Sea salvaje?

Acaso los sueños se quietan

En el norte?

Si por dentro

He de escuchar el aire

De mi vida y mi muerte

Todo al fin

Ha de estar presente

Acaso soy

En algo diferente

 

 

Con esta poesía José Manuel presentía la llegada de la muerte, de su muerte. Y no se equivocaba, a los pocos meses, su hermana Maite, me llama para comunicarme su fallecimiento. Sólo decir que durante su vida se entregó a los demás, a cuantos acudían en busca de su consejo apoyo. Inclinado a los gestos interiores, dadivoso en su amistad, José Manuel Huete dejó en su epistolario, buena prueba de esa entrega, de esa honda preocupación por los pequeños y por los grandes problemas de sus amigos. Asimismo, estuvo dispuesto para entenderse con los demás. Para no ofrecer aristas algunas. Y en esa línea, supo conservar ese difícil justo medio del que hizo gala toda su vida. Y, sobre todo, para pertenecer siempre a esa categoría de personas que conducen guiados por su propia conciencia.

           

 

 

 

 

 

  José Manuel Huete García

       

   O F R E N D A

 

   Estos pasos

Que estoy dando

  Sobre los bordes de mi mismo

 No permitas

Que caigan en el olvido

Me estoy desnudando

Del material egoísmo

De mi esqueleto

Para que en tu recuerdo

Solo quede

La raíz de mi sentimiento

 No te preocupes de las hojas ya secas

Que en las esquinas      

Se van arremolinando

Que sólo son el yo

Que para seguir el camino

Me está sobrando

Mira cómo orgulloso

Se yergue el tallo

Malherido

Y cien veces cicatrizado

Pero con el vigor

De su savia

Evitando marchitarlo

Tómalo

Con la delicadeza

De tus manos

Y guárdalo

Junto a tu costado

Que es lo que está

reclamando

Antes que la penumbra

Y olvido sea

Su último paso