viernes, 1 de junio de 2012

José González Alonso, artífice material y espiritual de las alfombras del Corpus de La Orotava

BENJAMÍN AFONSO

Se cumplen casi dieciséis años de la pérdida del insigne artista, José González Alonso. En estas fechas no podemos menos que recordar al sucesor de Tomás Machado Méndez-Fernández de Lugo, quien, en el año 1940, dio al monumental tapiz de la plaza del Ayuntamiento toda la extensión que actualmente ocupa. González Alonso mostró al mundo, durante muchos años, el difícil arte de confeccionar las alfombras con tierras naturales del Teide.

A través de los años el arte de las alfombras ha experimentado cambios, nuevas orientaciones, especialmente desde que a José González Alonso, en el año 1989, le sustituyeran como director artístico de las alfombras de la plaza del Ayuntamiento, decisión que, a juicio de sus amigos más íntimos, le afectó de tal manera que "le llevó a la muerte".
José González Alonso( de pie, a la derecha) confeccionando una alfombra en Londres en 1966  

Desde entonces el magno tapiz elaborado con tierras naturales ha ido perdiendo su alto nivel artístico. Opinión generalizada entre los orotavenses y los cientos de personas que, todos los años, por estas fechas vienen a presenciar el arte y la confección de las alfombras.
La diferencia entre el ayer y hoy resulta patente. Y es que ejecutarlas como lo hacía González Alonso, en un verdadero derroche de recursos excelentes, dominando la técnica del dibujo y la perspectiva, utilizando como ingredientes tierras naturales de seis colores diferentes procedentes de las Cañadas del Teide y combinándolos en perfecta técnica pictórica, resulta casi imposible. Cuadros de una belleza impresionante, en los que jugaban la luz y el color, produciendo una admirable sensación de relieve, de volumen, con unas transparencias que transmitían espiritualidad, superada cada año el cariz de una fantástica tapicería.
José González Alonso participó en la elaboración de su primer alfombra, a los 11 años, de la mano de José María Perdigón, su maestro de la Escuela Municipal de Dibujo y Pintura. Alumno destacado fue, durante más de veinte años, el artífice material y espiritual de la alfombra de La Orotava. Con él se creó el tríptico que tanta fama dio a la Villa durante la celebración del Corpus Christi.
Desde 1974 fue oficialmente director de la Escuela Municipal de Dibujo que lleva el nombre de su maestro José María Perdigón, pasando por su aulas aventajados alumnos que posteriormente han destacado en la práctica de las Bellas Artes.
González se entregó en cuerpo y alma a este quehacer sin tener en cuenta sacrificios y sin esperar nada a cambio, si acaso lo imprescindible para cubrir sus necesidades familiares. Hombre perfeccionista y de acusado carácter consiguió realizar los mejores tapices de la historia.