martes, 19 de febrero de 2013

Puerto de la Cruz inventó el turismo en España

        
Benjamín AFONSO 

 Sin embargo, fue declarada el 13 de octubre de 1955 como "ciudad de interés turístico"

Una orden de 13 de octubre de 1955, firmada por el entonces ministro Arias Salgado, declaró "lugar de interés turístico" al término municipal de Puerto de la Cruz. Hoy, por tanto, se cumplen 58 años de esa histórica y a la vez simbólica declaración. La instancia de solicitud había sido presentada por el ayuntamiento portuense el 6 de junio de 1955, tras acuerdo plenario de 30 de mayo de ese mismo año.

La petición fue formulada favorablemente por la Junta Provincial de Turismo, y por la Sección de Asuntos Generales de la Dirección General de Turismo.
La orden se publicó en el número 299 del Boletín Oficial del Estado, de 26 de octubre de 1955. La declaración de Puerto de la Cruz de lugar de interés turístico se baso en el decreto de 21 de febrero de 1941, reformado por el de 25 de abril de 1953. Este título conllevó la autorización para la creación de una Junta Local de Turismo.

En la consecución de ese logro participó de forma decisiva la corporación municipal que presidía el inolvidable Isidoro Luz, sin olvidar al ministro Blas Pérez, al subsecretario del Ministerio de Información y Turismo, Manuel Cerviá, y al director general de Turismo, Opelio Rodríguez Peña, entre otras personalidades e instituciones
La orden firmada por Arias Salgado se conserva en la Alcaldía portuense entre los incontables reconocimientos oficiales a la trayectoria y categoría turística de esta ciudad.
-primera ciudad turística de Canarias-cuya tradición en esta faceta es casi tan antigua como su propia historia.
En el segundo considerando de la Orden Ministerial de 1955 se dice textualmente, a modo de justificación que "por su situación geográfica, clima, belleza de sus emplazamientos, jardines y vías de comunicación se debe acceder a la declaración de Puerto de la Cruz como lugar de interés turístico.

Pero esa declaración oficial de 1955 sólo vino a reconocer un hecho claramente constatable desde un siglo antes. Como algunos autores han afirmado, puede decirse que la vocación turística de Puerto de la Cruz y del Valle de La Orotava es tan antigua como su historia.
En opinión de Diego Guigou, quien fuera cronista oficial de la ciudad, "Puerto de la Cruz inventó el turismo en España". Y hasta aseguraba el prestigioso médico que "El Puerto fue siempre turístico".

Algo de razón sí que tenía Guigou, en los siglo XVI y XVII llegaron al entonces Puerto de la Cruz de La Orotava y a otros puntos de las islas los primeros visitantes extranjeros, en especial comerciantes ingleses, franceses y portugueses.

Estas formas tempranas de turismo dieron paso a las llegadas masivas de forasteros, en las últimas del siglo XIX y primeras del XX. La belleza natural del Valle de La Orotava y su clima privilegiado convirtieron al Puerto de la Cruz en escala habitual de viajeros acaudalados, médicos y expedicionarios científicos, y enfermos en busca de temperaturas más benigna que las de Centroeuropa.
No se trataba de un auténtico movimiento turístico, capaz de generar una infraestructura hotelera digna de consideración. Pero así, sin apenas advertirlo, la ciudad fue sentando las bases de lo que a la postre se convertiría en su motor económico.

Muy pronto se descubrió que las visitas periódicas de gentes venidas de fuera podrían ser una importante fuente de ingresos. Así se produjo lo que los investigadores denominan "la asimilación social del fenómeno turístico". Fue cuando a mitad de siglo la gente de Puerto de la Cruz, y sobre todo la colonia extranjera allí asentada, empezó a darse cuenta de lo que tenían en sus manos.

En aquellos años la implantación de los puertos francos; la promoción a través de las publicaciones de viajeros, médicos y científicos; la participación de las navieras en el incipiente negocio turístico-cruceros turísticos-fruteros-, y la iniciativa británica, fueron algunos de los factores que posibilitaron el gran despegue de la industria turística en el Puerto de la Cruz.

Poco a poco se fue creando la infraestructura adecuada. En 1890 se inauguró el primer gran albergue turístico del Valle y de la Isla, el hotel Taoro, diseñado por el arquitecto francés Adolphe Coket. Años después abrieron sus puertas los hoteles Martiánez, Marquesa, Monopol y el Therma Palace, entre otros.

Con el estallido de la primera Guerra Mundial sobrevino la primera crisis turística. Muchos establecimientos tuvieron que cerrar. Pero a partir de los años 50 comenzó la época del gran desarrollo turístico, el boom que provocó una total transformación urbana y social.

Según explica en uno de sus trabajos el historiador Ulises Martín, "en los años 60, Puerto de la Cruz inició su definitivo despegue hacia las corrientes turísticas internacionales". A inicios de esa década se contabilizaban 27.000 visitantes. Cinco años más tarde la cifra se elevó a 134.000, y, en 1970, ya eran 290.000 los turistas que visitaban la ciudad. En 1993 el número de visitante seguía siendo muy superior.

Con el esplendoroso auge turístico, la ciudad empezó a cambiar vertiginosamente: se crearon las avenidas, se transformó el litoral, aumentó el número de hoteles, apartamentos y toda clase de establecimientos. Fueron años de prosperidad. Hasta que a principios de los 70 la crisis del petróleo sacudió violentamente la economía mundial, y aunque el Puerto de la Cruz atendió ese avisó y freno su impulso desarrollista, la aparición de nuevos atractivos turísticos en el sur de la Isla, en Marruecos y en otros puntos del Caribe hizo que la ciudad perdiera perdiera protagonismo competitividad en la industria turística.
  

viernes, 8 de febrero de 2013

Apuntes para una biografía de Antonio Ruiz Alvarez

Por Benjamín AFONSO

El 10 de octubre de 1943, cuando contaba 26 años, es distinguido por el Instituto de Estudios Canarios por su labor de investigación. Considero que es a partir de esta fecha cuando Antonio Ruiz se dedica con más ahínco y seriedad a la investigación. Por ello comienza a sacar a la luz pública. los nombres de hijos ilustres de su pueblo que, hasta la fecha. habían permanecido en los viejos archivos.Basta mencionar los estudios de investigación siguientes: En torno a los Miranda, Biografía de Poetas de Puerto de la Cruz, La Casa de la Real Aduana. sobre el Castillo de San Felipe. El Ingeniero Agustín de Bethencourt, don Luis de La Cruz, Ventoso, etc.

Años más tarde sus padres se trasladan a la calle del Dr.Ingram, en la casa núm.35. donde vivió su madre y su hermana Clementina. En esta casa y para ir alternando sus trabajos de investigación se dedica a dar clases particulares para poder subsistir.

Sus trabajos de investigación van saliendo a la luz pública en separatas de Revista de Historia. Es interesante mencionar, también, la que se refiere al Castillo de San Felipe. Aquí aporta una serie de datos de sumo interés y curiosidad. Además no podemos pasar por alto el valioso estudio que hizo en torno a la Escuela de los Mareantes de San Pedro Telmo. No menos interesantes son sus escritos que bajo el título de Estampas Históricas de Puerto de la Cruz. se publicaron en el desaparecido periódico LA TARDE.

Pero Antonio Ruiz no se conformaba con esto y por algunos años, y a través de las antenas de Radio Club Tenerife brindaba una panorámica de todos los aconteceres portuense de aquella época.
Año más tarde marcha a París y allí permanece quince o dieciséis años. Y es allí donde el 12 de junio de 1953 contrae matrimonio con una daña francesa, matrimonio que al cabo del tiempo terminó en ruptura.
 Su estancia en París no es obstáculo para que nuestro investigador siga con sus trabajos, y por ello se marca una nueva etapa y comienza, a través de los Centros Culturales franceses, a dar a conocer en conferencias y en proyecciones, la leyenda. la historia y la literatura de las islas. Sobre todo la de su pueblo el Puerto de la Cruz al que estuvo ligado no sólo por la prensa y radio, sino por su correspondencia con diversas personalidades francesas que le sirvieron para desentrañar el enmarañado linaje de algunas familias ilustres de nuestra isla.

Allí, desde su puesto y a través de sus amistades, supo acoger a cuantos españoles se acercaron a él y muy en particular a los canarios, mostrándoles todo cuanto era posible para que su estancia en la capital francesa fuera fructífera o por lo menos la misión que allí les llevó, menos dificultosa.

La labor que Antonio Ruiz desempeñara en Francia. no la podemos pasar por alto ni un instante, ya que fue la más fructífera. Un buen ejemplo de ello es que el 25 de abril de 1965, forma parte de la Universidad de Artes, Ciencias y Letras. No obstante y con anterioridad, ya había sido distinguido por sus trabajos de investigación por los Estudios Colombinos de La Gomera; Consejo de Europa; por la Orden del Corpus Christi fue nombrado Encomendador. Igualmente es distinguido en en año 1963 por el Instituto de Cultura Hispánica de Madrid; el 6 de febrero de 1955 por la Real Sociedad Económica del País de Santa Cruz de Tenerife, y el 2 de febrero de 1954 se le nombra Socio Corresponsal. El 10 de octubre de 1943 es distinguido por el Instituto de Estudios Canarios.

Pero en este quehacer histórico-literario de Antonio Ruiz Alvarez, destaca sus valores humanos, signados siempre por un acogimiento, una caballerosidad que a todos brinda sin distinciones de posiciones o estamentos sociales. Fue para él la marinería del barrio de La Ranilla lo más genuino, típico y representativo del viejo Puerto de la Cruz, con su sencillez y su seriedad, supo acoger con todo detalle el anecdotario de este sector portuense por el que él profesaba un entrañable cariño y admiración.

El nombre de Antonio Ruiz Alvarez se viene a sumar, a los de tantos otros portuenses que se afanaron por llevar la historia, la literatura y la belleza de nuestra isla más allá de nuestras fronteras.